sábado, 21 de mayo de 2011

EL COMPRADOR DE ILUSIONES (y el vendedor)


Hace buen rato que no me paro por aquí. Digo, ni que fuera tan importante, pero por lo menos aquí desahogo mis pensamientos y mis locuras (¿loqueras?). Y a veces, sólo a veces, alguien lee lo que escribo y eso es alimento emocional. Además de que de alguna manera estoy dejando un registro de mis pensamientos. El blog le da vida eterna a mis palabras.

Hace un par de horas fui a atender a mi mami, que ya está viejita y achacosa y que quiere, requiere y necesita un poquito de compañía por las noches, antes de irse a dormir. Y, platicando con ella, salió a discusión el tema del artículo más vendido del mundo. Según yo, el artículo más vendido en el mundo es la ILUSIÓN. Me gustó lo que dije y entonces me puse a escribir, mientras mi viejita se tomaba su leche y un trozo de pan dulce. Aquí está lo que escribí:

"Mil pesos no es mucho dinero para algunos. Para otros, mil pesos representan el alimento de una familia para dos semanas. Es relativo. Pero a la hora de comprar una ilusión, es lo mismo: nada. Las ilusiones no tienen precio, y somos capaces de vender nuestra alma al diablo con tal de comprar una ilusión. Pero no nos damos cuenta que las ilusiones son exactamente eso: ILUSIONES.

Somos muy flojos. Siempre buscamos el camino más corto y de preferencia el más cómodo. Y eso no es necesariamente malo, pero hay cosas que exigen tiempo y cuidados, hay cosas que requieren de paciencia, preparación, más paciencia y más preparación. Y eso toma tiempo. Y generalmente los resultados valen la pena. El camino recorrido vale la pena. Pero no nos gusta esperar, somos muy flojos. Nos choca ir al gimnasio y mejorar nuestros hábitos alimenticios. Nos molesta tener que hacer cola en el mercado, o en el cine. Nos cae gordo esperar para que nuestras ilusiones se conviertan en realidades. Queremos las cosas ya, rapidito, "peladitas y en la boca". Quisiéramos adquirir todos los conocimientos y las habilidades que anhelamos en el momento en que pagamos la inscripción a la universidad. Vuelvo a repetir, somos flojos.

Por eso andamos comprando ilusiones a lo tonto. Por flojos. Flojos, física y mentalmente. Flojos de espíritu (que conste que me refiero a un espíritu metafórico, no vayan a pensar que creo en fantasmas).

Y cuando hay alguien dispuesto a comprar siempre habrá alguien dispuesto a vender. De hecho, hay una carrera universitaria dedicada a formar expertos en el arte de hacernos creer que anhelamos lo que queremos y que necesitamos lo que anhelamos. Se llama Mercadotecnia. La Mercadotecnia en realidad es un laboratorio del espíritu humano. Tiene que ver más con Sociología, Sicología, Antropología Social y otras humanidades, que con matemáticas. La mercadotecnia enseña cómo VENDER ILUSIONES.

Y aquí viene lo malo. La vida tiene límites, el mundo tiene límites. Y también diferencias, ojo. Todos podemos tener miles de ilusiones, pero solamente unas cuántas son alcanzables. Cada vez que alguien nos dice que el cielo es el límite nos está tratando de ver la cara, o de plano es MUY ingenuo. La tarugada esa de que "si nos lo proponemos, lo alcanzaremos" es precisamente eso, una tarugada. ¡TENEMOS LÍMITES, gente! Si no somos realistas -conste, dije "realistas", no "pesimistas"- vamos a vivir frustrados. No importa cuánto visualice mis ilusiones, tengo que tomar en cuenta mis limitaciones. Jamás voy a saltar tan alto como Michael Jordan (mido un metro con setenta y cinco centímetros, hagan sus cuentas), ni voy a jugar tenis como Pete Sampras, ni voy a correr tan rápido como Ana Guevara. Límites, límites, límites.

Si no tuviéramos límites, no habría diferencias, no habría variedad, habría miles de Sampras, y Jordans, y Schumachers, y Mohammed Alís, y Mozarts y Beethovens y Chopins y Tchaikovskis y Bachs. Por favor, usen sus cabecitas para otra cosa además de dar topes... ¡DEJEN DE COMPRAR ILUSIONES FALSAS! Lo único que hacemos al comprar ilusiones de esas es hacer millonarios a los vendedores de falsas ilusiones. Cada vez que gastamos lo que a duras penas ganamos con tal de perseguir un sueño guajiro, estamos privándonos de otras cosas, y a lo mejor privando a nuestras familias de cosas que sí les hacen falta, o que son más necesarias. Ya, ¿no?

Aunque... tal vez lo mío es un sueño guajiro. Tal vez le estoy pidiendo peras al olmo. Tal vez sea un iluso por pensar que la humanidad puede pensar por sí misma. Tal vez estoy pidiendo demasiado. Tal vez...


Cuando repaso nuestra historia (la de la humanidad, no sólo la de México), cuando recuerdo que hemos sido capaces de "comprar" nuestra entrada al paraíso (las infames 'indulgencias' de antaño), cuando leo que hay padres que abandonan a sus hijos con tal de perseguir una ilusión que jamás van a alcanzar, cuando veo que nuestros valores no tienen valor pero sí tienen precio, cada vez que veo mentiras y engaños y traiciones, cuando veo gente que es estúpida A PROPÓSITO, a veces, cuando veo todo esto me decepciono un poquito y pienso que el iluso soy yo. Mi consuelo es que yo NO PAGO por esa ilusión, es gratuita. La mantengo en su lugar y en su nivel, SÉ QUE ES UNA ILUSIÓN. Existe en mi mente y en mi corazón, pero no tengo expectativas y no le busco soluciones mágicas y costosas. Le adjudico su propio límite.

Nos hemos convertido en compradores de ilusiones. En parte por naturaleza propia, en parte por un excelente trabajo de mercadotecnia. Hay sueños que se pueden convertir en realidad y hay otros que no son más que alucinaciones baratas (o caras, depende de la droga que se use), no es tan difícil aprender a distinguir unos de los otros, lo duro es enfrentarse a uno mismo y aceptar que tenemos limitaciones y que así está bien, es normal, es natural. Y creo que no se vale llenar de humo las cabecitas de nuestros niños haciéndoles pensar que, "si se lo proponen", pueden alcanzar cualquier cosa. No, no pueden alcanzar CUALQUIER cosa. Hay cosas que jamás alcanzarán, y si no me creen pregúntenle a Schwartzenegger.

Fabricar sueños es muy diferente a vender ilusiones. El fabricante de sueños se basa en la realidad, pone su empeño, su conocimiento, su dedicación, su arte, su amor al logro, para poder convertir un sueño -VIABLE- en realidad mundana. El vendedor de ilusiones se aprovecha de nuestras debilidades para engañarnos y alimentar nuestra propia y natural credulidad y vendernos pociones mágicas y maravillosas que -según él- nos van a convertir en Afroditas y Adonis en tres semanas, todo por la módica cantidad de un billetote que se nos hace mucho para comer pero poco para soñar. Cuidado, mi estimado comprador de ilusiones, cuando algo es demasiado bueno para ser verdad, ES DEMASIADO BUENO PARA SER VERDAD. No le abras tus puertas al vendedor de ilusiones, mejor conviértete en un fabricante de sueños. Bueno, si quieres.

Salud."

sábado, 2 de abril de 2011

Hablar por hablar

La segunda parte de mi "Cuestión de Mercado" va a tener que esperar más... Por muchas razones -buenas razones- no me había detenido por mi blog y ahora que lo hago traigo otras cosas en la cabeza.


En las últimas semanas el mundo ha sido literalmente sacudido social, política y geológicamente. Conflictos y catástrofes han sido el pan nuestro de cada día. Y las reacciones han sido de dulce, de chile, y de manteca. Los debates se dan por todos lados y en todos los foros posibles.


En general puedo ver que la mayoría de los debatientes son bien intencionados y están llenos de buenos deseos. Ocasionalmente encuentro comentarios estúpidos y a veces incluso leo uno que otro comentario lleno de maldad y mezquindad. Lo que me sigue llenando de tristeza es ver que la ignorancia no suelta prenda. Buenos y malos, en grandísimos números, demuestran su ignorancia y a veces hasta se regodean en ella.


Están los que aseguran que el terremoto de Japón fue provocado por el gobierno de EUA, están los que creen que sus oraciones lograron disminuir la intensidad del terremoto de Nueva Zelanda, están los que piensan que todo lo que está pasando es culpa de la humanidad, están los que sugieren que la tragedia de Japón es un castigo divino (karma, le llaman algunos), y así...


No cabe duda que la ignorancia sigue ganando terreno. Nuestra flojera mental sigue siendo más grande que nuestra curiosidad. Sigue siendo preferible para millones y millones de nosotros aceptar a ciegas lo que diga cualquier tarado con tal de que "suene congruente". Y además de ignorantes, arrogantes. Abrimos la boca para "aleccionar" a nuestro auditorio sin tener la menor idea de lo que hablamos. Montones y montones de gente andan cacareando sus "conocimientos" de medicina, alternativa ó moderna, cuando ni siquiera saben cuáles son los organelos de una célula. Otros hablando de ovnis cuando no tienen la menor idea de las leyes de Newton, ó negando la Teoría de la Evolución sin haber por lo menos leído algún libro al respecto.


Hablamos por hablar. Nos encanta sentirnos importantes y "sabios", conocedores de algún tema, expertos, autoridades, maestros. La verdad es que somos muy ignorantes y nos purga admitirlo y reconocer nuestras propias deficiencias, aunque siempre estamos dispuestos a señalar las ajenas. Pero algunos de nosotros (y, sí, me incluyo) sabemos que somos imperfectos, incompletos, corregibles. Sabemos que cometer errores es normal y estamos dispuestos a cambiar nuestras propias convicciones con tal de hacer honor a LA VERDAD, no a nuestras ideas ni a nuestras emociones.


¿Por qué somos así? Está tosca la pregunta, ¿verdad?


Muchos grandes pensadores han tratado -y siguen tratando- de responder esa pregunta. Poco a poco hemos avanzado en nuestro conocimiento de la psique humana, nos falta mucho para descifrar sus misterios pero nos seguimos acercando. Muchos de esos "misterios" ahora son simples problemas, gracias a esos pensadores, desde Freud hasta Pinker, pasando por Fromm, Gaarder, Gardner, Chomsky, Restak, Dennet, etc. La biología evolutiva les ha dado a muchos de estos pensadores una herramienta extraordinaria con la cuál han podido cimentar sus estudios y sus conclusiones. Gracias al trabajo de Dawkins, Gould, Medawar, Diamond, E. O. Wilson y muchísimos otros ahora sabemos mucho más de la mente humana y la respuesta a mi pregunta anterior, paradójicamente, es muy simple: porque así somos.


Entonces,¿cuál es el problema? dirán algunos. Simple, digo yo. El problema es que nuestra naturaleza es el resultado de ventajas evolutivas que en su momento REALMENTE fueron ventajas y ahora ya no lo son. Lo que hace decenas de miles de años era benéfico para las pequeñas bandas de humanos que andaban brincando de lugar en lugar dejó de funcionar en el momento en que descubrimos la agricultura y nos hicimos sedentarios. Las necesidades sociales básicas fueron rebasadas en relación directa al número de participantes de la comunidad. Lo que anteriormente, de manera natural, permitía el buen funcionamiento de pequeños grupos de homínidos dejó de funcionar. Por eso ahora tenemos miles y miles de hojas llenas de reglas, leyes, normas, procedimientos y demás restricciones sociales. Lo cual no es malo siempre y cuando seamos capaces de entender la naturaleza humana y, por desgracia, nuestra naturaleza es lo primero que hemos tratado de eliminar de nuestras vidas (les recomiendo que lean the blank slate de Steven Pinker). El problema es, pues, que en el actual estado de las sociedades humanas nuestra naturaleza no siempre nos es útil. La ventaja es que lo sabemos y somos capaces de hacer algo al respecto, si queremos.


Pero regresemos al tema: hablar por hablar. Así nomás, sin confirmar la veracidad de nuestras palabras, sin dudar de nosotros mismos ni un tantito. Con la boca llena de arrogancia.


Por lo que a mí respecta, ya estoy cansado de leer y escuchar tanta babosada infundada y retrógrada. Sé que esto nunca va a parar y me frustra un tanto, pero también me impulsa para seguir denunciando a los charlatanes, a los abusivos, a los idiotas adoradores del oscurantismo. Y por fortuna cada vez somos más los que luchamos estas batallas. Nada me daría más gusto que ver a los bocones tragarse sus palabras y reconocer su ignorancia, aunque no creo que eso pase en mis días.


En fin, seguiré leyendo y escuchando babosadas, pero no esperen que me quede callado.


¡Salud!







lunes, 7 de febrero de 2011

Cuestión de mercado... parte I.

Sigo pensando en los problemas de mi país (y del mundo) y sigo viendo lo mismo. Sin embargo, noto las diferencias entre "nuestros" problemas y los problemas "ajenos" y es innegable que los factores culturales son fundamentales. Aquí tenemos pobreza, violencia, carencias básicas, exceso de infiltración religiosa, narcotráfico, intolerancia, nepotismo rampante. Igual que en muchas otras culturas, pero diferente al mismo tiempo.


¿Cuál es la diferencia? Según yo, la diferencia la hacen los motivos que generan esos problemas. Y tengo la impresión de que esas razones, esos motivos pueden ser fácilmente explicados en base a una economía de mercado. Oferta y demanda, aunadas a las ambiciones de las clases gobernantes o a la intrepidez de los empresarios oportunistas.


Como ejemplo veo al narcotráfico. Los cárteles de la droga en México son de los más grandes y poderosos. Cómo no van a ser grandes y poderosos si el principal consumidor del producto lo tenemos de vecino: location, location, location. Los señores narcos son empresarios. Simplemente proveen un "bien" al consumidor. Igual que con el alcohol y con el tabaco, pero sin el amparo de la Ley. Lo mismo, pero diferente, ¿correcto?


En otros rubros el análisis se hace más difícil, pero creo que llegaríamos a conclusiones similares. Tal vez haya por allí algún sociólogo con maestría en economía y conocimientos de mercadotecnia y antropología que nos pudiera ayudar a entender mejor estos procesos...


Los conquistadores de lo que ahora afectuosamente llamamos Hispanoamérica venían en busca de riquezas materiales y, de pasadita, mano de obra barata. Los misioneros venían en busca de riquezas "espirituales", materiales, y de pasadita, mano de obra gratuita. Simples cuestiones económicas, ¿verdad? El resultado: esclavitud, ignorancia, pobreza, el PRI, el PAN y el Yunque.


Las cosas han cambiado... de nombre. Los protagonistas son otros pero la historia es la misma. Es como un refrito de telenovela, con un elenco más nutrido. Pero para ser honestos, sí ha habido cambios. La tecnología nos ha abierto puertas que permiten que se oigan las voces que antes eran apenas susurros en medio de una selva llena de ruido. A pesar del enorme poder que ostentan algunas instituciones (lista encabezada por la Iglesia Católica) la voz de la oposición es cada vez más fuerte y sonora. Ahora lo que debemos de hacer es EDUCAR a esa oposición. No podemos darnos el lujo de convertirnos, al igual que han hecho los partidos políticos en nuestro país, en sustitutos irracionales de los males que deseamos erradicar.


Necesitamos un sistema educativo que ayude a los estudiantes a comprender el mundo en que vivimos, que no solamente los prepare para ser parte de la fuerza productiva de nuestro país. Estamos criando y creando robots. Esclavos inconscientes (ahora les llamamos "empleados"), manipulados y cegados. El sistema educativo en México, y muy probablemente en la mayor parte del mundo, está dedicado a la producción de "mano de obra". Estamos impulsados y altamente motivados por una sociedad consumista a la cual le importa un reverendo cacahuate saber cuál es la velocidad de la luz, o entender la Teoría de la Evolución, o admirar y respetar las maravillas de la vida. Lo verdaderamente importante es manejar un BMW, traer puesta una camisa Giorgio Armani, Gucci o Dolce&Gabanna, tener una tele de plasma de 52 pulgadas, y saberse de memoria los nombres de las novias de Luis Miguel, en orden cronológico y alfabético. ¿A quién no le gustaría eso? Aquí la bronca es que nuestra economía, como país, no alcanza para que TODOS alcancemos esos sueños, que son perfectamente válidos. La bronca es que tenemos nuestras prioridades completamente al revés: primero TENER y al último SER. ?!?!?!?!?!


Y con respecto a la educación escolar en México, seamos honestos: ¿realmente salen preparados los muchachos? No. Salen mal preparados y desmotivados. Unos cuántos sobresalen por mil y un razones, no son mayoría. Entonces, ¿qué estamos haciendo mal? Bueno, según un servidor, estamos demasiado enfocados en una solución que no es más que un placebo. A veces sí mitiga los síntomas, pero no cura la enfermedad. Estamos tomando un simple analgésico cuando lo que se necesita es cirugía mayor y tratamiento de largo plazo. Estamos tirando a la basura las vidas de nuestros hijos obligándolos a asistir a una escuela que no les enseña lo que debería. Hemos perdido de vista, por miopía, por ceguera o de plano por puro gusto, las razones y los mecanismos de nuestros problemas. Oferta y demanda en las manos incorrectas.


Pensar nos ha hecho daño. Esto es, pensar sin razonar. Hemos aceptado las premisas y la "guía moral" de nuestros líderes sociales sin criticismo alguno adoptándolas como propias y transmitiéndolas a nuestros hijos de manera dogmática, obligatoria en la mayoría de las veces. Nos hemos estado metiendo autogoles desde hace siglos. Haraquiri intelectual, cortesía de nosotros mismos. Ha sido lo más fácil.


La sobrepoblación humana es, tal vez, el mayor causante de nuestros problemas. Si empezáramos por allí... no sé, posiblemente tardaríamos muchos años en detener el crecimiento demográfico indiscriminado pero estoy SEGURO de que sería un buen comienzo. El exceso de población es el resultado de nuestra ignorancia. Ignorancia que se ve de cierta forma justificada en aquellas sociedades/culturas en las que no había manera de saber o calcular las consecuencias de la actividad humana y las repercusiones ambientales. ¿Pero, ahora, en estas épocas, en el siglo XXI? ¡Por favor! No tenemos excusa alguna para seguir sobrepoblando a este pobre globo terráqueo. Y aquí se vuelven a hacer notorias la ineficiencia del sistema educativo y el poder de la imposición dogmática y ciega de los grandes líderes morales. Tenemos que entender de una vez por todas que la escasez de recursos ES NUESTRA CULPA. Hablamos de la falta de empleos, de la falta de comida, de la escasez de agua, de la falta de recursos en general, pero JAMÁS criticamos ni mencionamos el EXCESO DE POBLACIÓN.


No faltan recursos, SOBRA GENTE. Y eso es falta de educación.

sábado, 29 de enero de 2011

REFLEXIONES

Ayer tuve una "charla" muy intensa con mi hermano. Después platiqué con mis hijos, y me señalaron varios de mis errores. Luego, al revisar este blog, me encontré con un comentario de un amigo y el de un sobrino muy querido. Y no puedo dejar de pensar en lo que escuché y leí.


Las palabras "percepción", "perspectiva", "punto de vista", "pensamiento" han estado revoloteando en mi mente todo el día (ya se fijaron que TODAS empiezan con la letra "p"? Mañana me sigo con la "s"... ;)  ).


No es nada fácil ponernos de acuerdo. Siempre tendremos que trepar la barrera de las percepciones para poder entender y ser entendidos, y poder ponernos de acuerdo. Pero no es imposible, aunque a veces nos cueste un riñón y la mitad del páncreas. En mi opinión, el primer obstáculo que deberíamos librar es NUESTRA PROPIA PERCEPCIÓN de las cosas. Frenarnos un poquito de vez en cuando y hacer un análisis de por qué somos como somos. Y nadie mejor que nuestros amigos y nuestros familiares para ayudarnos a vernos desde SUS PERSPECTIVAS y poder abrir los ojos para ver en nuestro interior.


Nunca es tarde para aprender "trucos nuevos" y cambiar para mejorar.


Estoy orgulloso de tener dos hijos que, con todos los defectos que puedan tener, me quieren, me respetan y NO ME TEMEN. Son capaces de confrontarme sin ofenderme, y ayudarme a tener "los pies en la tierra y el corazón en el cielo".


Aunque a veces me desesperen.

Science Saved My Soul.

Mis amores... y mis odios. Episodio 2.

Muchas especies animales se desarrollan en un ambiente gregario, forman asociaciones, grupos, manadas, colonias, enjambres. La cohesión de estas sociedades depende de la estructura del grupo. Grupos pequeños requieren estructuras simples. Grupos grandes, estructuras complejas. Las necesidades de un grupo más nutrido se convierten en un impulso evolutivo y generan la necesidad de una estructura organizacional cada vez más compleja y esto a su vez, en el caso de algunas especies, cerebros más grandes y con mayor capacidad de análisis.


Los inicios de las sociedades humanas siempre han llevado un factor de tamaño. Los humanos tendemos de manera natural a formar grupos y el tamaño de éstos se ve constreñido por su entorno. A la fecha existen grupos aislados de comunidades que apenas rebasan un par de cientos de integrantes y que han permanecido geográfica y genéticamente aislados del resto del mundo (el libro "Guns, Germs and Steel", de Jared Diamond explica esto mil veces mejor de lo que yo pudiera [soñara...] hacerlo. Les recomiendo leerlo). El tamaño de estos grupos, y las características de su habitat, son a su vez un factor que determina las necesidades del grupo y el desarrollo de sus reglas de convivencia y los conceptos del mundo (su Cosmología) en el que viven.


Somos curiosos por naturaleza, y nos incomoda no saber qué está pasando y por qué. Llevamos incrustado un cierto temor a lo desconocido, una especie de fobia por todo aquello que no nos sea familiar, cotidiano, y tendemos a darle NOMBRE a las cosas. Es una manera natural de relacionarnos con nuestro entorno, dada nuestra también natural curiosidad. Pero "bautizar" a los elementos de nuestro entorno no es suficiente. Nuestra curiosidad nos obliga a buscar respuestas, explicaciones, motivos, razones. Y cuando los conocimientos de una comunidad no son suficientes para conseguir esas respuestas, INVENTAMOS RESPUESTAS.


Conforme crece el número de integrantes de una comunidad crece la posibilidad de desarrollo tecnológico y por ende la capacidad de respuesta a nuestras preguntas. Si a eso le añadimos el descubrimiento de modos de vida que permiten más tiempo de ocio (la agricultura, por ejemplo), y el establecimiento de estas comunidades en lugares fijos, en contacto con otras comunidades, veremos que la posibilidad de crecimiento intelectual se dispara. Entonces vienen más preguntas y se necesitan más respuestas. Y si las dudas rebasan a la ciencia de ese momento, INVENTAMOS MÁS RESPUESTAS. Y nace la necesidad de agrupar todas las respuestas posibles en un sólo lugar: la RELIGIÓN.


La religión se convierte entonces en la depositaria del conocimiento de la comunidad. Monopoliza ese conocimiento y adquiere poder. Se convierte en la intermediaria entre el "creador" de los fenómenos naturales y crece y se hace más y más compleja y complicada. Le conviene ser así. Mientras menos entiendan los súbditos, más poder para ella. Y digo "súbditos" porque a final de cuentas la religión es de alguna manera el primer intento de gobierno organizado de los grupos humanos. Un gobierno centralista y autoritario.


La religión pasa de ser el medio para conocer a ser el medio para controlar. Demasiadas dudas, demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. ¿Qué sucede? Simple, lo tenemos a la vista todo el tiempo. Cuando un infante entra a la edad del "¿por qué...?" y los papás no saben la respuesta a sus preguntas, lo más común (no todos somos así) es que le apliquen el Métodus Religiosus: porque sí... porque así son las cosas... porque yo lo digo.


La Religión nos dice lo que debemos creer y la Ciencia, por el contrario, nos muestra lo que podemos creer. Para la Religión lo importante es CREER sin PENSAR, para la Ciencia lo importante es PENSAR para poder CREER. La Religión no es capaz de aceptar sus errores y no acepta cambios, la Ciencia se nutre de sus errores, los acepta y cambia de ser necesario.


La Religión usa la más cobarde de las armas para mantener sumisos a sus adeptos: el miedo.


La Ciencia no usa armas, ni obliga a nadie a ser su adepto.


En fin, así es como lo veo. ¿Le sigo?

jueves, 27 de enero de 2011

Crucifixion: 21st Century Style.

Mis amores... y mis odios.

Sé que al escribir esto (más bien, al publicarlo) voy a estar arriesgando la vida, por diferentes razones. Bueno, de perdida me ando arriesgando a que me planten un par de bofetones, me dejen de hablar más de un par de amigos y alguna ex, y que me desherede mi mamá. Ni modo. Así son las cosas.


Ahora que he tenido más tiempo libre que un diputado federal me he podido "dedicar" a otros empeños menos azarosos que la volada. Y poco a poquito me he vuelto a poner en contacto con mis verdaderos amores. Los dos primeros, y los más importantes, mis hijos. He podido pasar más tiempo con ellos y eso siempre me enriquece. Aunque a ellos no les ha de caer muy en gracia tener al viejo en casa merodeando todo el tiempo, pero que se amuelen. Yo lo estoy disfrutando (menos cuando arman "pari").


Mis otros amores caben todos en un sólo cajón. Ese cajón se llama Ciencia. Allí están guardados y los he estado sacando a dar la vuelta todos los días.


Conocimiento, Pensamiento Crítico, Escepticismo, Humanismo, Astronomía (con ella empecé), Biología (en particular Evolución), Historia, Filosofía de las Ciencias, Sicología Evolutiva. Soy todo un nerd.


Y como ya me inicié en esto de la comunicación cibernético-global-blogger-feisbukera, pues que mejor que abrir una página virtual-internetesca en donde pueda compartir mis locuras y contagiar a otros de mi amor por el conocimiento. De hecho, ya está en el FB. Se llama Mentes Libres.


Peeeero... *suspirando profundamente*, SIEMPRE hay un "pero...".


Uno de mis intereses es la difusión de la ciencia y otro, el que me va a costar MUCHOS puntos en mi escala de popularidad, es mi completa y ahora ACTIVA OPOSICIÓN a la manipulación de las masas por medio de la religión organizada y la difusión de pseudociencias, supersticiones y charlatanerías. Esos son mis odios.


Y aquí viene el "pero..." Mis puntos de vista no siempre van a ser bien recibidos, y muy probablemente más de uno de mis contactos me va a borrar de su lista de amigos. Una vez más, ni modo. Así son las cosas.


Estoy cansado de ver y escuchar tonterías, groserías, delitos, crímenes y guerras en nombre de alguna religión o creencia supersticiosa. Me molesta ser testigo de la incongruencia de la gente que promueve curas "mágicas" y "maravillosas" para aliviar desde un dolor de muelas hasta SIDA, pasando por lupus, diabetes melitus, rubeola, escarlatina, gripe porcina, pancreatitis, eccema, y gastritis crónica, pero que cuando les duele la panza acuden a un gastroenterólogo. Por lo visto, lo único que no curan sus "extraordinarias" pociones es la estupidez y la hipocresía.


Me cae en la punta del hígado ver comerciales de supuestos medicamentos y remedios "científicamente comprobados" que no han sido ni aprobados ni registrados ni sancionados por un cuerpo científico de a deveras. Me indigna que usen (y abusen de) la ciencia como medio de mercadotecnia, y más gorda aún me cae la gente que defiende a estos productos esgrimiendo las palabras mágicas : "científicamente comprobado", cuando no tienen la menor idea de lo que es CIENCIA.


Me purgan los charlatanes. Y me repurgan los crédulos que los defienden a lo idiota. Lo siento. Les dije que iba a perder a más de un contacto, y chance y hasta mi herencia... Pero no estoy en un concurso de popularidad. Nunca lo he estado.


Si todavía estás leyendo estas líneas debe ser porque, o te caigo muy bien o estás de acuerdo con lo que expongo o porque estudias sicología en la UNAM y tienes que hacer un trabajo de las psicosis de los desempleados. O a lo mejor te gusta como escribo. Sea cual sea la razón: GRACIAS. Y agárrense porque aquí viene lo pesado.


SOY ATEO. Y sí, ya lo sé, en este momento has de haber pensado: "ateo, gracias a Dios". Pues, no. Soy ateo gracias a que a alguien se le ocurrió la chistosita idea de inventar a un dios y tuvo más éxito que Disneylandia, Windows 95, el Ipod touch, la Blackberry y Facebook juntos, y entonces, a los que quedamos fuera de la jugada no nos quedó de otra más que acuñar una palabra que nos distinguiera del resto. Por eso soy ateo.


Yo *con cara compungida y la voz quebrada*: "Hola, me... me llamo... Lalo... y... soy Ateo."
Los demás *sentaditos muy derechos y muy sonrientes*: "HOOLA, LAAALOO."


Pero (una vez más, el eterno "pero...") la bronca no es la creencia en un dios. Creer en un dios es casi natural, es una manera fácil y rápida de explicarnos aquellos fenómenos que no entendemos y que están fuera (o por lo menos MUY lejos) de nuestro alcance. No, querido lector, la bronca no es esa. La bronca es que después de inventar al dichoso dios, el hombre inventó la peor de las Armas de Destrucción Masiva de la historia del Universo, inventó... *cha-cha-cha-chaaaaán*: la RELIGIÓN. Y de esto seguiré escribiendo después.


Continuará...

sábado, 22 de enero de 2011

Malvados vicios...

Ayer fui al Sam´s y cuando leía los precios de las cosas en voz alta decía "pies" en lugar de "pesos". "Mira, hijo, ese televisor cuesta ventitresmil pies...", "...checa, la licuadora está en dos mil quinientos pies...". El pobre muchacho nada más sonreía, me corregía en voz muy bajita "pesos, papá, pesos..." y arqueaba una ceja. Qué vergüenza...

Luego, anoche, soñé que volaba. En un avión. Con sobrecargos y pasajeros. Y en el avión venían mis jefes, observando mi trabajo a través de cámaras. Y me regañaban (de manera muy condescendiente, eso sí) por el altavoz.

Y estoy echando panza.

Ya no me cabe la menor duda. Se tardó pero ya llegó. Los síntomas son inequívocos. No me queda otra más que aceptarlo y esperar a que pase. Tengo todos los síntomas clásicos del Síndrome de Abstinencia. Casi seis meses sin volar...

¿Ven por qué les digo que esto de la volada es adictivo?

Ahora nomás falta que instale el "Flight Simulator" en mi laptop y que me programe sesiones de simulador a las cuatro de la mañana. O que me ponga el uniforme y me vaya al Starbucks de Galerías por un grande-moka-con-crema-batida y les pida mi descuento de empleado de Mexicana. O peor aún, ¡capaz de que les pido (como lo hacemos los tripulantes de CMA) un "crema-y-uno"! O a lo mejor trato de pagar la gasolina con billetes de "Turista", o algo así.

De hecho, creo que hace un par de días les dije a mis hijos que los esperaba "en el lobby" para salir a comer y al del valet parking le dije "you have control". ¡Qué pena!

Bueno, me tendré que armar de paciencia y dejar que se me pase. Si alguien me ve por la calle o en algún mall, deambulando con la mirada perdida y los audífonos colgando de mi cuello, por favor, llamen a mis hijos para que pasen por mí. Recuerden que no soy yo, es el vicio.

En fin, voy a llamar al CEO para pedirles un "artículo 64" en lo que me recupero. ¿Alguien tiene el teléfono del Edificio de Servicios? Gracias. Estamos pendientes y nos oímos en la frecuencia...

domingo, 9 de enero de 2011

El costo de mi salario

¿Cuánto cuesta mi salario? Creo que jamás me había hecho esta pregunta. Y para ser objetivo tal vez debería primero calcular el valor de mi salario.

De entrada, tener un salario implica tener un empleo. En mi caso cualquiera consideraría que es un muy buen empleo. Es un empleo con buenas prestaciones, con un cierto nivel de libertad, con horarios flexibles, muchos días al año de vacaciones pagadas y que me da la oportunidad de viajar y conocer gente y lugares interesantes. En mi empleo gozo de un nivel de autoridad bastante alto, y creo que soy querido y respetado, en general. Tengo un salario que me da un poder de adquisición muy respetable. Viéndolo así mi salario tiene un valor considerable. ¿Qué hay del costo?

Desmañanadas constantes. Desveladas de igual forma. En mi caso tengo que manejar 100 kilómetros para llegar a trabajar, lo que implica por lo menos hora y media de traslado, sin tráfico. Trámites burocráticos anuales, dos de medicina de aviación y uno de licencias. Cansancio, mucho cansancio y pocas oportunidades de descanso. Alimentación inadecuada. Cambios de presión y una atmósfera seca. Camas duras o muy blandas. Constante riesgo de accidente, tanto en la autopista como en la aerovía. Jornadas de trabajo irresponsables y jornadas de "descanso" incongruentes. Problemas de salud directamente relacionados con mi trabajo (y no soy el único) y si me enfermo tengo que ir al IMSS para que me den un papelito que compruebe que no estoy mintiendo. Estrés innecesario provocado por una exagerada mediocridad de los que "dirigen" el negocio. Eterna presión corporativa sin sentido, sacrificando la seguridad en aras de la imagen y el itinerario (puro maquillaje, pero todo sea por ganar más lana...). Y le podría seguir.

Llevo años llegando a casa cansado, agotado. Y de mal humor. Y mi familia no se merece eso. Yo no me merezco eso. Estoy agradecido por el salario que he recibido pero el costo ya rebasó al valor y eso no es justo.

Ahora Mexicana está (supuestamente, y una vez más) por iniciar operaciones y requiere de nuestros servicios. Y me ofrece un salario con un valor pequeñito y un costo altísimo, para mí. Así yo ya no juego. Ya estoy viejo para andarme con jueguitos de estos. Y ya es hora de que haga algo diferente y con un valor superior al costo. Estoy en buen momento de salirme de mi nicho de comfort y buscar algo más satisfactorio y más enriquecedor.

Los años que he pasado en la volada han sido buenos, no lo niego. Estoy contento y agradecido con la aviación y con la vida, y así quiero seguir, contento y agradecido. Por desgracia, fue también la aviación la que empezó a robarme poco a poco mi sonrisa y mi agradecimiento. No quiero vivir para trabajar en un ambiente que me roba lo poco bueno que tengo. Es hora de decir adiós a la aviación. Por lo menos a la aviación comercial.

Tal vez más adelante me compre un avioncito y me la pase dando vueltas de pueblo en pueblo, disfrutando del placer de volar sin ataduras y sin miedo a la demora. Volar por volar. Sin uniforme. Sin presiones innecesarias. Sin temor a que algún cobarde "compañero" me reporte por traer arete, cola de caballo, un tatuaje en el brazo y barba "de diseñador". Sin tener que cuidarme las espaldas. En jeans y zapatos tenis y sin cerrojo en la puerta de cabina. ¡Sin puerta de cabina!

Pocas cosas en la vida se comparan a volar un avión. Pero hay precios que no vale la pena pagar. Así que, ¿cuánto cuesta mi salario? En mi caso, mi salario cuesta más de lo que vale. Y no se vale.

sábado, 1 de enero de 2011

Nuestros miedos, nuestros errores

Daniel Dennett, en su libro Breaking the Spell, explica a la religión como un fenómeno natural, evolutivo. Te pone a pensar. Te hace reconocer que detrás de nuestras ideas, nuestros miedos, nuestras creencias, nuestras actitudes hay toda una historia de procesos naturales, de selección, de desarrollo. De evolución. El señor Dennett es filósofo, de los buenos. Y es ateo (como yo, ja).

Desde que entré a trabajar en la aviación (hace muuuuchos años ya) he sido continua e insidiosamente bombardeado por ideas, actitudes y prejuicios que no sólo están arraigados en las mentes de los pilotos, sino en las mentes de toda la humanidad y ahora veo que una gran parte de esas ideas, prejuicios y actitudes está profundamente apoyada en nuestros miedos, en particular el Miedo al Error por Miedo a la Burla.

Aceptar nuestros errores es casi imposible. Primero muertos que reconocer que metimos la pata. Y aceptar nuestra ignorancia es igual de difícil, palabra, me consta. Mis hijos me lo hacen ver casi todos los días y aunque no lo crean, se los agradezco de todo corazón. Pero la verdad es que es bien difícil no tener temor de ser objeto de burla y por eso somos capaces de inventar cualquier tipo de excusa o pretexto con tal de no admitir que cometimos un error o que simplemente no sabemos algo. Somos animales sociales, queramos o no, y la opinión de los demás, sea o no importante, siempre tendrá influencia en nuestras vidas.

Cuando nos colocamos en una posición de autoridad (de copiloto a capitán, de hijo a padre, de chícharo a supervisor, y así...) no podemos -en nuestras mentes- darnos el lujo de cometer errores, o de demostrar ignorancia porque nuestra credibilidad está en juego. O al menos eso creemos. En consecuencia, no permitimos que nuestra supuesta autoridad se vea desafiada por una -también supuesta- señal de debilidad. ¿Yo, equivocado? ¿Yo, ignorante? ¡Imposible! El Capi (léase papá, mamá, hermano mayor, párroco, supervisor, asesor, jefe, etc.) NUNCA SE EQUIVOCA. El Miedo al Error...

Lo malo, desde mi humilde y posiblemente equivocada perspectiva, es que le tenemos más miedo al escarnio y a la consecuente falta de respeto de nuestros congéneres que al error per se. Cometer errores no es tan grave mientras NADIE se entere... Ajá...

Y, siguiendo con lo malo de esto, no nos damos cuenta de que nuestro temor a equivocarnos, nuestro miedo al error, engendra más errores. Pasamos de vivir en un círculo vicioso a hundirnos en una espiral eterna. Mal... muy mal.

TODOS cometemos errores. Es natural. Es parte de la vida. Ni modo. Pero la ventaja que tenemos sobre todas las demás especies del planeta es que nosotros somos capaces de VER esos errores, y si somos inteligentes, corregirlos. No vamos a dejar de meter la pata ocasionalmente, por el resto de nuestras vidas, pero sí podemos meter MENOS patas. Podemos aprender a aceptar que no somos perfectos (¿alguien podría darme la definición de "perfecto"? ¿sin que esté relacionada a ningún piloto, por favor?) y estar conscientes de nuestra perenne y totalmente humana capacidad de error y así estaríamos menos preocupados por la "posibilidad" de cometer errores y por ende cometeríamos menos errores. Uff... ya me cansé de escribir tanto error.

En mi profesión hay muy poco lugar para las metidas de pata y muy poco tiempo para cacharlas, esquivarlas, evitarlas o arreglarlas. Pueden ser mortales. Y en lo personal prefiero seguir vivo, aunque se burlen de mí, que dejar huérfanos a mis hijos. No soy tan arrogante, creo...

Pero el miedo al error y el miedo a la burla no son exclusivos de mi profesión, y las consecuencias de esos miedos abarcan a la vida misma. Hemos impactado al mundo entero (y a una pequeñísima parte del Sistema Solar) sin ponernos a pensar, sin calcular los alcances de nuestras acciones, en la mayoría de los casos, por desgracia. Hacemos burrada tras burrada y no aceptamos que son burradas. Inventamos y justificamos y alegamos y nos defendemos como gatos boca arriba, pero no admitimos nuestros errores ni nuestra ignorancia. Y si las cosas se ponen difíciles de defender luego luego invocamos a la defensa infalible: la fe. La creencia. La convicción. Esa no falla. No existe argumento alguno que pueda penetrar a la impasible barrera de la fe. Y de eso seguiré escribiendo después.

En fin, como dijera el gran Carl Sagan, eso es lo que pienso, así es como lo veo, pero podría estar equivocado, por supuesto.